Los gatos son depredadores y es algo innato
en ellos realizar conductas de juego cuando son cachorros para
entrenarse a cazar presas reales una vez adultos. Efectivamente no es
raro ver a un gatito atacando los pies o las manos de su dueño, y por
muy lindo que parezca este tipo de conducta, si sigue a la edad adulta
será un problema.
Los ataques a modo de juego son comportamientos
frecuentes en los jóvenes gatitos y cuando se mantienen en la edad
adulta es porque el gato “aprendió” esta conducta.
Normalmente son los propios dueños del gato que le enseñan a atacar a modo de juego.
Cuando el gato es pequeño juegan con él moviendo sus manos o sus pies
como si fueran presas para que el gatito les ataque, porque cuando lo
hace un gatito puede parecer gracioso y entrañable. Sin embargo, con
este acto le estamos enseñando un comportamiento que mantendrá durante
la edad adulta, no por maldad sino por diversión y porque realmente cree
que puede hacerlo.
Otra causa de los ataques a modo de juego es el aburrimiento. Jugar con nuestro gato con objetos diseñados para ello
en vez de con nuestras manos o pies es bueno. Pero si estas sesiones de
juego son infrecuentes o si nuestro gato pasa su día aburriéndose en un
recinto cerrado, el gato estará sobreexcitado cuando ocurran y podría atacarnos por exceso de energía.
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